6 de noviembre de 2007

Zeppelin

Dejame escribir, dejame escribir de una buena vez, sin miedo, ni resentimiento... yo soy de los que fue golpeado, masacrado, humillado en el colegio... como un pequeño mesias, como un pequeño representante del fuego más bastardo último hijo de un abraxas taladrado por el silencio, por la ausencia de preguntas... por preguntas sin respuestas diafano talvez en la iluminación prematura de saberse un heredero de lo prohibido, profano de no haberse conocido cuando era tiempo y de talvez haberlo hecho precozmente

Como el curioso que observa la obra de teatro antes de que esta sea estrenada, como el curioso que observa los ritos que no podrá comprender al no tener la palabra, la silenciosa palabra que no debe ser escrita


manifiesta, crea, sé y sin embargo de manos atadas, encadenadas a una realidad demasiado densa como para que se haga realidad.

Eso antes, ahora no. y otra vez no y otra vez no y no y no... porque siento que estoy perdiendo cada valioso segundo, invirtiendo en un sistema que sé que colapsará, como comprando el pasaje para viajar en el titanic, como ahorrando para volar en el zeppelin de lujo, con los zapatos nuevos...

Y sin embargo no pierdo nada, no pierdo nada no porque no lo posea en si... sino que aunque talves a la vista de muchos pareciera que estuvieraviviendo del mundo conocido, exoterico... en secreto, en mi templo aún se llevan a cabo ritos ancestrales, aún adoro a deidades olvidades, prohibidas, secretas y eso me llena de ese orgullo absurdo de quien posee un secreto que comparte con pocos, pero que nada trae de provecho más que el de Ser y no olvidar, ser y no parecer que de una vez por todas nuestro grito se escuchará en el infinito y lo transformará todo en luz, de esa que corta y congela lo falso.


Ahora entiendo un poco más la sonrisa de la monalisa...


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