6 de junio de 2008

Si todas las cartas de amor son ridículas, quiero que esta columna sea ridícula, porque si no, no sería de amor. La escribo mientras le estás dando pecho a nuestro tercer hijo, en la pieza contigua. He oído que no hay que casarse con Beatriz ni con la Reina de Saba; que los grandes amores se realizan lejos de la contingencia, de la prosaica realidad de las mamaderas, los pañales, los cansancios.

"Amor perdido y hallado,/ y otra vez la vida trunca./ Lo que siempre se ha buscado/ no ha debido hallarse nunca", dijo un Neruda muy joven. Pero, ¿de qué me habría servido perderte, si te busqué siempre, más allá del tiempo, para vivir juntos, aquí y ahora, esta aventura, con todos sus bemoles y sus grietas? Ésta es nuestra Eneida real, nuestra Odisea de todos los días. Nuestra guerra de Troya se da en los límites de nuestro hogar, cuando en los peores momentos somos capaces de decir, como lo dijo el héroe griego: "Eres el amor que florece".

Tu nombre significa en los Balcanes "lucero de la mañana". Por eso, amanecer junto a ti es una fiesta: saber que estás ahí después de que acabó la noche.


[...]

Escribo esta torpe columna de amor en las horas más duras que un hombre y una mujer puedan vivir juntos. Este próximo 14 de febrero es el Día de los Enamorados, que coincide con la fecha de nacimiento de Clemente, nuestro amado hijo que se fue. ¡En una misma fecha, se juntan la prueba máxima de la existencia del amor y la prueba máxima para la supervivencia del amor! Sé que la muerte de un hijo trae el amargo sabor a derrota total que a veces atraviesa la existencia humana. Pero sé también que no hay nada que perturbe tanto a la muerte como la sonrisa de los que se aman. La muerte envidiosa tendrá que soportar nuestros besos y abrazos, que sobrevivirán a las lágrimas.

¿Qué es mi amor por ti? ¿Y tú me lo preguntas? Mi amor por ti es descender al infierno no para rescatarte yo -como Orfeo a Eurídice-, sino para rescatarnos mutuamente de esta casa en llamas que es la vida del hombre y la mujer todos los días, de este incendio y de este abismo que hemos disfrazado de cotidianidad y seguridad, creyendo controlarlo todo.


Warken, otra vez.


"mi amor por ti" (fragmento)

http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2008/02/07/mi-amor-por-ti.asp

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